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Que estoy a tope no es ningún misterio. Que estar a tope se ha convetrtido en mi rutina diaria, tampoco. Y que como consecuencia directa, La Azotea de Smilax postea poco, pues es una conclusión lógica. Pero que tiene también su parte positiva, es una verdad como un templo: Este es un sitio en el que se sube a ver cosas que de verdad interesan, las que gustan y las que apetecen ser contadas. Y es un lugar donde se habla de esencias y detalles que marcan.
Llenar el espacio imposible de miles de cosas solo por llenarlo, nunca tuvo mucho sentido para mí pero desde luego, con los tiempos que corren y bajo la perspectiva de hablar por hablar, es costoso cuando careces de lo más valioso...
Así que me gusta elegir de qué hablar y no hacer un post cualquiera, sino dedicar si acaso, un post en condiciones, un homenaje si lo queremos llamar así, y mucho cariño en forma de palabras.
Y como conclusión, el post que atrae mi atención esta vez, me lleva rondando en la cabeza varias semanas, las mismas que hace que una nueva firma muy especial está entre nosotros...
Aunque he de decir que es mucha la responsabilidad que siento, y me estoy pensando muy mucho lo que decir; no por mal: porque cualquier cosa que diga será pequeña en comparación con la verdad.
Por ahora, pinchad en la imagen y comprobad vosotros mismos que hablo para bien...
Besos de Zarzaparrilla. Porque lo bueno está siempre por llegar
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