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Papeles, recortes, trozos de cosas. La palabra cachivaches siempre me ha parecido propia de desván, cuarto de trastos. Y para mí, es una palabra cariñosa y llena de buenos recuerdos.
Y (edit) casi un pequeño cuarto de cachivaches parece mi atelier. No penseis en un lugar minimalista y de volumen vacío con lo imprescindible, pues aunque haya orden y pulcritud, es mi atelier de ideas, mi rincón de pensar, mi azotea y mi cuarto de trastos, y en él caben muchas cosas. Y me encanta estar en mi atelier.
Y (edit) casi un pequeño cuarto de cachivaches parece mi atelier. No penseis en un lugar minimalista y de volumen vacío con lo imprescindible, pues aunque haya orden y pulcritud, es mi atelier de ideas, mi rincón de pensar, mi azotea y mi cuarto de trastos, y en él caben muchas cosas. Y me encanta estar en mi atelier.
Y hablando de cachivaches, hace varios años, en una noche de copas por Huertas, en Madrid, recalamos misteriosamente en un pub secreto, al cual solo se accedía mediante invitación y contraseña... Una de las cosas más curiosas que me han pasado nunca, pues todo ocurrió tal que en la hora del cierre de todos los pubs, alguien se nos acercó al oído y nos dijo que si queríamos continuar las copas, solo teniamos que ir "a esta dirección y decir esta palabra cuando llamásemos a la puerta". Y fuimos, ya más por la intriga y la curiosidad que por tomarnos otra copa.
Recuerdo especialmente ese lugar porque cuando entramos, descubrimos una especie de mundo mágico, una especie de cuarto trastero, en el cual servían copas y donde se mezclaban cachivaches de otras épocas, donde la luz tenue invitaba al recogimiento y el ambiente de misterio y complicidad inundaban el pequeño pub, que se volvía casi onírico, rodeados como estábamos de cajas, trastos y cachivaches. Miles de veces he intentado dar con dicho pub todos estos años, pero me ha resultado imposible reconocerlo porque además, olvidé su nombre... Si no hubiera sido por los amigos y porque quien hoy es mi marido venía conmigo, casi podría parecer que aquello fue una especie de sueño provocado en una noche de fiesta...
Y como sueño, hace poco, como una premonición, soñé que paseaba junto a dos personitas muy especiales, Carmeron y Coco, por las calles del barrio londinense de Portobello, recorriendo el famoso mercadillo de los sábados.
Estas fotos son de mis visitas a Portobello Road.
Esta foto la tengo colgada en casa, de lo mucho que me gusta. |
Y si os fijais, al fondo de mi barra lateral, desde que esta Azotea se creó, hay un pequeño banner con esta fotografía...
Soy ultrafan de los mercadillos, de los mercados, de los sitios donde encuentras cosas, de los lugares llenos de cachivaches. Y a cada viaje que voy, siempre me traigo fotos de cosas... Lisbosa, Olhao, Estocolmo, Londres, Madrid, Funchal, Bruselas, Florencia, Sevilla, Paris... por nombrar algunos mercadillos y mercados conocidos. Siempre encuentras algo. Siempre.
Deseando volver estoy al de Portobello Road. (Donde se compra y se vende hasta el sol...) Quién sabe si está más cerca de lo que creo esa visita tan ansiada. ;)
A mí también me encanta Portobello (y la peli de la Bruja Novata, también)
ResponderEliminarPues tronqui, si vas a mi casa flipas, porque es el sueño de todo cachivajista :P MI padre es el Rey del Cachivache, y a mi me encanta perderme entre todos los trastos e investigar a ver qué encuentro. Ahora cada vez menos, pero cuando era pequeño...
ResponderEliminarA mi también me gusta mucho la palabra cachivache!! Y de cada sitio que visito, siempre me traigo un cachivache para casa!!jeje!
ResponderEliminarMuchos besitos y feliz domingo!
Espero que tu visita a Portobello Road sea muy pronto y nos traigas más fotos bonitas!!
Muchas cosas en común con los tres..!
ResponderEliminarMe encanta!!